Dios vio que te estabas cansando de la esperanza de una sanidad. Asi que te abrazo diciendo, "Sigueme al paraiso de Dios" Con nuestros ojos llenos de lagrimas te cuidamos y te sentimos ascender al cielo. Aunque te amamos profundamente, no te pudiste quedar. Tu corazon de oro dejo de palpitar. Incansables manos ahora descansan. Dios nos partio nuestros corazones para ensenarnos que solamente se lleva lo mejor y ahora entre ellos estas.
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